¨Nadie más que un cobarde se atreve a presumir que nunca ha conocido el miedo¨
Después de varias aportes al vagón de la poesía, con amor, pasión, incondicionalidad y entrega, retomo mis teorías sobre el comportamiento humano (no soy Freud ni Nietzsche) emociones y sentimientos que experimentamos en nuestro viaje en el Tren de la Vida. Esas poderosas pero ocultas emociones que los mortales terrícolas como yo enfrentamos y me encontré con una que siempre viaja conmigo, aunque no la invite, ni la llame, aparece cuando se le antoja y es un lio sacarla de la maleta: El miedo.
Definitivamente, sentir miedo no es agradable para nadie, pero es parte de nuestra humanidad. Es parte del equipaje de imperfecciones recibidas por Adán y Eva al partir de la estación Edén. Junto con el miedo, viaja la negación: No nos gusta reconocer que sentimos miedo, y algunos pasajeros se disgustan al verse expuestos, al enterarse que lo llevan en la maleta o de sombrero! Este disgusto, esta indignación muchas veces transforma al pasajero en uno iracundo, grosero, violento, prepotente y arrogante que trata por todos los medios de disfrazar su miedo con estos atuendos de guerra y hacer ver al resto de sus congéneres que aquí no pasa nada. Pero por dentro, como diría E l Chavo- “Le ache achi” .
El miedo al igual que los gustos, los hay de todos los colores y sabores, por lo general muy amargos y agrios. La diferencia es que con los gustos, nosotros los escogemos, con el miedo, el nos escoge a nosotros. Nadie decide a que tenerle miedo, esa sensación paralizante que se apodera de nuestros sentidos, bloquea nuestros reflejos y nos resume a un saco de balbuceos, temblores, sudoración y movimientos espasmódicos llamados tics nerviosos. En situaciones de pánico y terror, estas reacciones se transforman en gritos, golpes, histeria o un radical ¡huye por tu vida!
Hablemos del miedo clásico, el que todos tenemos desde niños, y que a veces nuestras abuelas, tías y padres nos alimentaron cuando nos decían: -Si no te duermes, viene el cuco!, Este cuco podía ser cualquier monstruo mítico y vernacular que muchas veces nos amenazaba desde debajo de la cama, o afuera de la ventana, detrás de las cortinas… El cuco, la bruja, el toro, el duende, hasta el borracho, y otros tomados de personajes de la televisión como hizo mi prima, muy original ella, le invento a su pequeña hija que Dora La exploradora tenía una secretaria que tomaba las llamadas con los reportes de los niños que se portaban mal y los mismos eran anotados en una lista negra para no recibir juguetes en Navidad, Aterrador, verdad? Además de sentirnos amenazados con cero juguetes, también eran utilizados para obligarnos a dormir temprano, hacernos comer la comida o hacer las tareas.
Ahora viene el miedo a las cosas que existen, a seres reales, como los insectos, las culebras, los animales, los rayos, etc. Estos son los que si no se controlan o se enfrentan terminan en fobias. Estos paralizan, congelan e inmovilizan a los afectados. Son estos miedos los que avergüenzan a sus poseedores, a los machos machotes les incomoda quedar expuestos al saltar del susto cuando ven una culebra o una cucaracha. Y se pintan de guerra dizque bravos para disimular “el culillo” como decimos en buen panameño.
El miedo es algo que se huele (regreso a mi hipótesis sobre los olores jejeje) De lo contrario por qué nuestros amigos canes muerden y corretean al que tiene miedo? Porque huelen la adrenalina que corre como rio embravecido por muestras venas. Si, el miedo huele y atrae pero como el olfato no es nuestro sentido piloto, no nos damos cuenta. Por esto, pienso que el miedo es una fuerza que atrae y actúa igual que la Fe, pero de forma negativa
Ya estoy hablando como mucha teoría y en realidad hay otros miedos, que no se si son conocidos o desconocidos pero son como una legión. Son reales, pero no los puedes tocar, y cuando los tienes, no los puedes controlar, como dije antes ellos te controlan a ti. ¨El miedo a quedarte solo y sin pareja, que hace escoger con la cabeza en lugar del corazón ♫ (como canta Ricardo Arjona)…esto es solo el comienzo…
Si manejamos con miedo a chocarnos, nos chocamos, si tenemos miedo que nos roben, nos roban, si nadamos con miedo, nos vamos a ahogar. Tememos ser burlados, engañados, tememos ser estafados sentimentalmente…y es aquí donde viene el autoanálisis, sacar mis miedos y mis dudas de la maleta...al sol.
Temo que no me quieran, y no me quieren, temo que me posterguen y me postergan, temo que me ignoren, y me ignoran. Mi miedo está actuando en mi contra o a mi favor? En mi contra porque me jodo, y a mi favor porque se cumple siempre lo que miedo predice. Estoy más acertada que el famoso Pulpo Psíquico ese que está de moda ahora! Pero, como hago? Creo que la respuesta ha estado alrededor mío, metida en la misma maleta del miedo, como una tarjeta comodín que todo lo resuelve, desde siempre, desde el principio y he sido muy tonta, por no decir imbécil, al usarla o no bajo mi juicio. Esa tarjeta es DIOS.
Dentro de la maleta del miedo, esta la tarjeta que DIOS nos dio, la cual trae bonos de fe y esperanza, la cual yo, en mi imperfecto juicio y escaso discernimiento, ignoro, escondo y luego vocifero muy orgullosamente de los dientes para afuera - Que se haga tu voluntad Señor!!- La verdad: No he sido buena para colocarme en una posición pasiva, y esperar que de verdad Dios maneje mi tren. Siempre ando de Adelantada del Mar del Sur, buscando lo que está quieto, como decía mi difunta tía Mella: “el culo que quiere rejo, siempre lo anda buscando” y créanme que lo encuentra! Por eso escondo el pase que Dios me dio, para poder andar de polizonte en vagones ajenos, vagones podridos, cargando maletas que no son mías, pesadas y sin llave ni contraseña para rematar! Los botones y maleteros reciben mejor retribución que yo! Ja!
Pero, y quien es el culpable de este viaje de terror? Quien es el culpable de usar el pase de dos y tres problemas por el precio de uno? La respuesta es más clara que la luz del día, yo misma. Mi naturaleza masoquista, terca y dizque sabihonda se sube a los vagones más oscuros y tenebrosos que existan! Y lo peor es que lo sé, porque como dije antes: Lo temo, pero ahí voy! Y de esos vagones me caigo o me echan, rebusco en la maleta el pase que Dios me dio, y me lleno de fe y esperanza por un rato, me quedo en la Estación Soledad y de repente llega un viejo vagón conocido o uno nuevo muy prometedor, con un buen mercadeo, lirica profesional, buen manejo de objeciones, y… tengo miedo, porque yo los conozco, se cómo actúan, sigo temiendo, pero escondo el pase de Dios, y me subo diciendo muy “sabia y valientemente”: “el que no se arriesga no cruza el charco” y tengo miedo, yo sé lo que viene bajando pero voy pa’lante! Ni sabía, ni valiente, el miedo a quedarme sola en la estación, es el que me empuja a estos vagones que son peor que la estación soledad! Vuelvo al punto de partida, me caigo, me echan de los vagones, parqueo en la Estación Soledad, y saco la tarjeta comodín escondida, Mmm, aja! ahora la necesitas, verdad? Y El, mi Dios siempre allí, perdonándome 77 veces 7.
Esto tiene que acabar, no puedo permitir que el miedo me escoja y me coja (¿_!) una y otra vez! Hasta cuando esta lucha!! Creo que estoy demostrando algo de valentía al reconocerlo y escribir sobre cosas que a otros le avergonzarían, pero conocer y exponer al enemigo es el primer paso para vencerlo. Las caídas recientes han sido muy estrepitosas y aparatosas, pero gracias a eso, la maleta del miedo se rompió y los pases de cortesía se fueron a la porra junto con los vagones tinieblos, y lo único que me ha quedado es la Tarjeta Comodín: La fe y la esperanza de que solo los vagones y los trenes manejados por Dios, son los que llevan un propósito y una ruta definida y correcta.
Conduce mi Dios, este Tren, te entrego las llaves, la verdad, soy un plomo y un desastre como conductora. Retírame la licencia!. Y toma Señor mis miedos: el de estar sola, el de no tener perro que me ladre, ni mosquito que me pique, el temor de no ser amada, tómalos Señor y tíralos al abismo de donde provienen. Esta vez Papa Dios quiero y deseo, con fe y esperanza, en lugar de miedo y duda que me subas al vagón de la Paz interior y me lleves donde tú tienes un lugar y un propósito para mí. Miedo? Ya no más!
Después de varias aportes al vagón de la poesía, con amor, pasión, incondicionalidad y entrega, retomo mis teorías sobre el comportamiento humano (no soy Freud ni Nietzsche) emociones y sentimientos que experimentamos en nuestro viaje en el Tren de la Vida. Esas poderosas pero ocultas emociones que los mortales terrícolas como yo enfrentamos y me encontré con una que siempre viaja conmigo, aunque no la invite, ni la llame, aparece cuando se le antoja y es un lio sacarla de la maleta: El miedo.
Definitivamente, sentir miedo no es agradable para nadie, pero es parte de nuestra humanidad. Es parte del equipaje de imperfecciones recibidas por Adán y Eva al partir de la estación Edén. Junto con el miedo, viaja la negación: No nos gusta reconocer que sentimos miedo, y algunos pasajeros se disgustan al verse expuestos, al enterarse que lo llevan en la maleta o de sombrero! Este disgusto, esta indignación muchas veces transforma al pasajero en uno iracundo, grosero, violento, prepotente y arrogante que trata por todos los medios de disfrazar su miedo con estos atuendos de guerra y hacer ver al resto de sus congéneres que aquí no pasa nada. Pero por dentro, como diría E l Chavo- “Le ache achi” .
El miedo al igual que los gustos, los hay de todos los colores y sabores, por lo general muy amargos y agrios. La diferencia es que con los gustos, nosotros los escogemos, con el miedo, el nos escoge a nosotros. Nadie decide a que tenerle miedo, esa sensación paralizante que se apodera de nuestros sentidos, bloquea nuestros reflejos y nos resume a un saco de balbuceos, temblores, sudoración y movimientos espasmódicos llamados tics nerviosos. En situaciones de pánico y terror, estas reacciones se transforman en gritos, golpes, histeria o un radical ¡huye por tu vida!
Hablemos del miedo clásico, el que todos tenemos desde niños, y que a veces nuestras abuelas, tías y padres nos alimentaron cuando nos decían: -Si no te duermes, viene el cuco!, Este cuco podía ser cualquier monstruo mítico y vernacular que muchas veces nos amenazaba desde debajo de la cama, o afuera de la ventana, detrás de las cortinas… El cuco, la bruja, el toro, el duende, hasta el borracho, y otros tomados de personajes de la televisión como hizo mi prima, muy original ella, le invento a su pequeña hija que Dora La exploradora tenía una secretaria que tomaba las llamadas con los reportes de los niños que se portaban mal y los mismos eran anotados en una lista negra para no recibir juguetes en Navidad, Aterrador, verdad? Además de sentirnos amenazados con cero juguetes, también eran utilizados para obligarnos a dormir temprano, hacernos comer la comida o hacer las tareas.
Ahora viene el miedo a las cosas que existen, a seres reales, como los insectos, las culebras, los animales, los rayos, etc. Estos son los que si no se controlan o se enfrentan terminan en fobias. Estos paralizan, congelan e inmovilizan a los afectados. Son estos miedos los que avergüenzan a sus poseedores, a los machos machotes les incomoda quedar expuestos al saltar del susto cuando ven una culebra o una cucaracha. Y se pintan de guerra dizque bravos para disimular “el culillo” como decimos en buen panameño.
El miedo es algo que se huele (regreso a mi hipótesis sobre los olores jejeje) De lo contrario por qué nuestros amigos canes muerden y corretean al que tiene miedo? Porque huelen la adrenalina que corre como rio embravecido por muestras venas. Si, el miedo huele y atrae pero como el olfato no es nuestro sentido piloto, no nos damos cuenta. Por esto, pienso que el miedo es una fuerza que atrae y actúa igual que la Fe, pero de forma negativa
Ya estoy hablando como mucha teoría y en realidad hay otros miedos, que no se si son conocidos o desconocidos pero son como una legión. Son reales, pero no los puedes tocar, y cuando los tienes, no los puedes controlar, como dije antes ellos te controlan a ti. ¨El miedo a quedarte solo y sin pareja, que hace escoger con la cabeza en lugar del corazón ♫ (como canta Ricardo Arjona)…esto es solo el comienzo…
Si manejamos con miedo a chocarnos, nos chocamos, si tenemos miedo que nos roben, nos roban, si nadamos con miedo, nos vamos a ahogar. Tememos ser burlados, engañados, tememos ser estafados sentimentalmente…y es aquí donde viene el autoanálisis, sacar mis miedos y mis dudas de la maleta...al sol.
Temo que no me quieran, y no me quieren, temo que me posterguen y me postergan, temo que me ignoren, y me ignoran. Mi miedo está actuando en mi contra o a mi favor? En mi contra porque me jodo, y a mi favor porque se cumple siempre lo que miedo predice. Estoy más acertada que el famoso Pulpo Psíquico ese que está de moda ahora! Pero, como hago? Creo que la respuesta ha estado alrededor mío, metida en la misma maleta del miedo, como una tarjeta comodín que todo lo resuelve, desde siempre, desde el principio y he sido muy tonta, por no decir imbécil, al usarla o no bajo mi juicio. Esa tarjeta es DIOS.
Dentro de la maleta del miedo, esta la tarjeta que DIOS nos dio, la cual trae bonos de fe y esperanza, la cual yo, en mi imperfecto juicio y escaso discernimiento, ignoro, escondo y luego vocifero muy orgullosamente de los dientes para afuera - Que se haga tu voluntad Señor!!- La verdad: No he sido buena para colocarme en una posición pasiva, y esperar que de verdad Dios maneje mi tren. Siempre ando de Adelantada del Mar del Sur, buscando lo que está quieto, como decía mi difunta tía Mella: “el culo que quiere rejo, siempre lo anda buscando” y créanme que lo encuentra! Por eso escondo el pase que Dios me dio, para poder andar de polizonte en vagones ajenos, vagones podridos, cargando maletas que no son mías, pesadas y sin llave ni contraseña para rematar! Los botones y maleteros reciben mejor retribución que yo! Ja!
Pero, y quien es el culpable de este viaje de terror? Quien es el culpable de usar el pase de dos y tres problemas por el precio de uno? La respuesta es más clara que la luz del día, yo misma. Mi naturaleza masoquista, terca y dizque sabihonda se sube a los vagones más oscuros y tenebrosos que existan! Y lo peor es que lo sé, porque como dije antes: Lo temo, pero ahí voy! Y de esos vagones me caigo o me echan, rebusco en la maleta el pase que Dios me dio, y me lleno de fe y esperanza por un rato, me quedo en la Estación Soledad y de repente llega un viejo vagón conocido o uno nuevo muy prometedor, con un buen mercadeo, lirica profesional, buen manejo de objeciones, y… tengo miedo, porque yo los conozco, se cómo actúan, sigo temiendo, pero escondo el pase de Dios, y me subo diciendo muy “sabia y valientemente”: “el que no se arriesga no cruza el charco” y tengo miedo, yo sé lo que viene bajando pero voy pa’lante! Ni sabía, ni valiente, el miedo a quedarme sola en la estación, es el que me empuja a estos vagones que son peor que la estación soledad! Vuelvo al punto de partida, me caigo, me echan de los vagones, parqueo en la Estación Soledad, y saco la tarjeta comodín escondida, Mmm, aja! ahora la necesitas, verdad? Y El, mi Dios siempre allí, perdonándome 77 veces 7.
Esto tiene que acabar, no puedo permitir que el miedo me escoja y me coja (¿_!) una y otra vez! Hasta cuando esta lucha!! Creo que estoy demostrando algo de valentía al reconocerlo y escribir sobre cosas que a otros le avergonzarían, pero conocer y exponer al enemigo es el primer paso para vencerlo. Las caídas recientes han sido muy estrepitosas y aparatosas, pero gracias a eso, la maleta del miedo se rompió y los pases de cortesía se fueron a la porra junto con los vagones tinieblos, y lo único que me ha quedado es la Tarjeta Comodín: La fe y la esperanza de que solo los vagones y los trenes manejados por Dios, son los que llevan un propósito y una ruta definida y correcta.
Conduce mi Dios, este Tren, te entrego las llaves, la verdad, soy un plomo y un desastre como conductora. Retírame la licencia!. Y toma Señor mis miedos: el de estar sola, el de no tener perro que me ladre, ni mosquito que me pique, el temor de no ser amada, tómalos Señor y tíralos al abismo de donde provienen. Esta vez Papa Dios quiero y deseo, con fe y esperanza, en lugar de miedo y duda que me subas al vagón de la Paz interior y me lleves donde tú tienes un lugar y un propósito para mí. Miedo? Ya no más!
3 comentarios:
guau preciosa narración!
te dejo mis saludos
un abrazo
lidia-la escriba
Mi padre siempre nos decia, el que vivio una guerra, que no era valiente el que no tenia miendo, sino el que teniendolo lo vencia.
Precioso elato.
Un abrazo
despues de leer esto... quien dijo miedo?
muy buena actitud y determinacion, todo un mensaje para estos tiempos.
felicitaciones
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