8 de julio de 2009

Estacion: Amor


"El amor tiene sus razones, que la razón desconoce"

Hoy le toca al amor. Y por qué? Eso es lo que menos importa, y aunque se haya hablado hasta la saciedad de lo mismo, a esa estación llamada AMOR, todos hemos llegado, algunos de lejos la han visto, otros han estado de forma temporal, intermitente o por largo rato. Algunos dichosos se han quedado allí para siempre, muestra de que es poco común, más no imposible.


Que más se puede decir sobre este tema, que no se haya dicho: muy poco o casi nada. Lo que sí es cierto es que lo que se siente al estar allí, en la estación=estar enamorado, es una sensación/emoción tan individual y particular como tu ADN. Entre la sintomatología de este fenómeno, algunos síntomas son comunes como la sudoración de las manos, los ojos brillantes, las famosas mariposas en el estomago, el nerviosismo acompañado de sus tics y tacs, todo ese comportamiento propio de tontos, pero del cual nadie se ha escapado!! Todos lo hemos sentido en algún o algunos momentos de nuestro paso por la vida.

Cuando niños pre púberes, cuantos no nos sentimos atraídos por el maestro/maestra y hasta por el vecino o vecina? Nooo? Aunque no lo reconozcan ahora, ya sea porque la causa de nuestro seudo-enamoramiento, ahora lo ves tan fuera de orden, que tú mismo te preguntas: Pero que tenía yo en la cabeza? Que fué lo que le ví? Yo creo que lo que me revoloteaba en el estómago cuando veía al vecino de al frente eran moscas y no mariposas! Guacala!
Pero en ese momento, hasta música oías cuando lo/la veías, verdad?

Pasó la etapa del maestro / vecino, y viene el amor de adolescente, ese que te hace idealizar, el que te hace soñar despierto, pasas de tonto a imbécil sin darte cuenta y actúas como tal muchas veces. Sumado a este amor adolescente va el correspondiente despertar hormonal, lo que lo hace más peligroso! Es aquí cuando en “nombre del Amor” le voltean los queques o le comen la raspadura, como dice una por ahí, a las muchachas y a los muchachos también. Lamentablemente las emociones de esta época, se esfuman fácilmente y no quedan ni las cenizas de ese fuego hormonal! Hay excepciones imagino, pero se pueden contar con los dedos de una mano, y que no es la mía.

La siguiente estación es la que define en gran parte el rumbo que tome tu tren. Sigues con el amor de tu adolescencia, te enamoras de tu vecino o compañero de trabajo o te quedas en la estación esperando al príncipe azul o a la princesa rosada. Algunos deciden subir a un vagón que no tiene rumbo, y quien sabe a dónde irán, en realidad no les interesa y deciden disfrutar de la vida y no seguir los dictámenes de la sociedad. A estos les importa un pepino que los demás los miren como bicho raro, su lema es mejor solo, que mal acompañado y para estar guindando, mejor estar en el suelo. Otros se suben a todos los vagones, y se bajan en todas las estaciones, cambian de maleta constantemente, como si compitieran contra el tiempo en una inexplicable e intensa carrera que no termina nunca.

Podría enumerar muchísimas situaciones, es interminable la fuente e indistintamente del rumbo que tomemos y del compañero de viaje que escogimos, el destino final…cual es?
Debe el amor llevarnos a algún lugar? Es mandatorio que obtengamos algo de esto? Debemos recibir algún certificado o pase de cortesía para viajar en primera clase en el vagón de la pasión? Definitivamente el amor tienes sus razones que la razón desconoce.

El verdadero amor es desinteresado y no espera nada a cambio. Esta aseveración no es de mi propiedad y creo que tampoco la he seguido al pie de la letra. Mi condición humana imperfecta hace difícil el desarrollo de amores limpios y pulcros. El amor de Dios es perfecto, y es porque El es DIOS, es perfecto. El sentimiento más parecido es el amor de madre, es el más desinteresado y transparente de los amores terrícolas. He sentido y vivido amores que hicieron su mejor esfuerzo por ser auténticos y desinteresados, pero no es fácil.

Mientras viajemos, nos tocará subirnos a ese vagón o bajarnos en esa estación, de eso no hay duda. El tiempo que decidamos estar allí, los compañeros de viaje, son decisión nuestra. Creo que después de viajar en algunos vagones descompuestos, bajarme en las estaciones equivocadas, darle mi voto a algún compañero incompatible o querer de todas formas ir en la misma ruta con alguien que va en dirección contraria, me doy cuenta de que no es el destino lo que interesa.

Amemos el día a día: el sol que nos alumbra, la lluvia que nos moja, la luna que nos enamora, el mar que nos impresiona con su poderío, la tierra que nos alimenta, el agua que nos da vida, las flores que nos alegran, los animales que nos dan clases de vida, el aire que respiramos, el fuego que nos calienta, la sonrisa que nos alegra, el rostro de un niño, la música que nos deleita, todas las maravillas que percibimos a través de los sentidos. Esto siempre está allí, no importa en qué vagón vamos o si tenemos o no a alguien a nuestro lado. Disfrutemos, amemos todas estas maravillas, el tren sigue, pero no nos perdamos el placer y la satisfacción que da el regocijarnos y dar gracias por todas ellas. Si vamos solos, nuestro viaje no será tan tedioso, y si vamos acompañados, incluyamos a nuestro compañero/ra y los momentos compartidos y vividos, entre las maravillas que Dios nos ha dado y nos permite disfrutar día a día.

Concluyo que el amor no es un vagón, ni una estación donde llegar; es un estado del tiempo, una condición atmosférica, es el entorno, el aura que nos rodea y no un destino al que se llega después de seguir una ruta preestablecida. Decido y proclamo que mi atmósfera esté cargada de esta condición, tenga o no tenga con quien compartir este entorno, pero me aseguraré que cada día de mi paso por esta vida, la gratitud por estar viva y las maravillas con las cuales hemos sido bendecidos, sean el motor que mueva mi mundo y ponga a andar mi tren. Amén!

1 Corintios 13:1 Si yo hablo en lenguas de hombres y de ángeles, pero no tengo amor, vengo a ser como bronce que resuena o un címbalo que retiñe. 2 Si tengo profecía y entiendo todos los misterios y todo conocimiento; y si tengo toda la fe, de tal manera que traslade los montes, pero no tengo amor, nada soy. 3 Si reparto todos mis bienes, y si entrego mi cuerpo para ser quemado, pero no tengo amor, de nada me sirve. 4 El amor tiene paciencia y es bondadoso. El amor no es celoso. El amor no es ostentoso, ni se hace arrogante. 5 No es indecoroso, ni busca lo suyo propio. No se irrita, ni lleva cuentas del mal. 6 No se goza de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. 7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

4 comentarios:

Monique dijo...

wao me he quedado sin palabras , felicidades anette .....Mónica

Monique dijo...

wao me he quedado sorprendida anette felicidades me fascino

Monique dijo...

genial felicidades

Anónimo dijo...

genial es fantástico,casi no hay nada mas ke decir
un beso.

premio en blog http://vangelisa.blogspot.com/
para ti
besos